30.8.07

Divagando sobre la raza humana # 13 - De cuando vas a restaurantes donde hay gente “popof”

Anoche salí a comer, a celebrar el primer día que ya podía hacerlo (después de la extracción de las cuatro ñoñas cordales), y a celebrar que no moriría más de hambre.

Verán, lo que más me gusta en el mundo es comer. Sobre todo si implica ir a un restaurante y disfrutar todo el proceso previo, durante, y posterior a la comida. Desde que te sientas, lees con detenimiento el menú, se te hace agua la boca, tomas tu decisión y te dedicas a esperar y ver los suculentos platos de los demás con ansias de que el tuyo no tarde mucho.

Amo ir a restaurantes. Sin embargo, detesto sobremanera ir a aquellos restaurantes donde la gente te mira de arriba a abajo y por encima de sus hombros. En Caracas, particularmente, hay muy buenos restaurantes, entre la diversa gama de gastronomía existente, pero mientras mejores, más exquisitos son. No hablo ahora de la exquisitez de la comida. No. Hablo de la ridiculez social de la gente que piensa que para ir a un buen restaurante hay que ir vestido como si fuese a una boda: de gala y demás.

¡Pues no! Me niego rotúndamente a hacerlo. Yo me visto bien cuando me provoca hacerlo, no porque voy a tal o cual restaurante. Me molesta la cara de bolsa de quienes te ven como si fueses popó porque vas de blue jean y de lo más casual. ¿Cuál es la vaina pues? Acaso, ¿no pagamos los mismos precios al final? Que yo sepa la carta es igual para todos, los platos cuestan igual para todos. Si, quizás los bolsas como aquellos pagan más porque obviamente consumen lo más exquisito, lo más top, lo más chic. Pero bah… señores qué importa cómo va uno vestido, si al final todos comemos por la boca y no por la ropa.

Agradecería mucho que dejaran de verlo mal a uno. O es que ¿están envidiosos de que uno está comodísimo en su ropita barata mientras ustedes se empeñan en lucir como muñequitos de torta (incluyendo las deformidades que suelen tener éstos en las caras)?

Abajo la ridiculez. No somos un país chic. Aquí la cosa es estar Comodón Jhonson como dirían los Amigos Invisibles. ¡Salut!

La niña del bigote


P.D. Por cierto, valga la oportunidad para recomendarles el restaurante Trattoria, para los que aman la comida italiana. Está ubicado bien arriba en los Palos Grandes, en la esquina de arriba del automercado Plaza. Es buenísimo, bonito y económico (porque “barato” no es una palabra chic).

27.8.07

Dependencia

para el pez que muere por la boca


El camino de regreso a casa desde mi trabajo es algo largo. Por eso, me da chance de pensar (quizás más de lo debido) en muchas cosas que normalmente no tomo en cuenta.

Hace poco (unos siete u ocho meses) alguien me decía que las relaciones amorosas dependientes son un fracaso total y que la vida basada en una persona tiene como resultado la soledad (sí, ésa que es bien chimba).

Luego de exponer esto quiero decir que mi explicación es bastante subjetiva y cargada de "fresquitos internos" y tiene como objetivo mostrar varias características que resultan "in-pelables" a la hora de verse inmerso en una relación amorosa dependiente y enfermiza.

Aquí vamos:


1. Tratas de compartir intereses con tu pareja para saber qué hace la mayoría del tiempo.
2. Cambias tus propios intereses por evitar que pierda interés en tí.
3. Cambias tu aspecto físico (cabello, perfume, ropa, peso, etc.) para llamar más su atención.
4. Cambias tu personalidad (es decir, que probablemente la que tienes es muy débil) para encajar con tu pareja.
5. Te conviertes en su fan número uno. Usas cualquier excusa para verle.
6. El resto del mundo te parece una basura, porque esa persona es más inteligente y brillante que el resto...

La lista podría ser infinita. En general interpretamos las cosas de forma errónea... como dice mi bellísima niña del bigote, "identificamos nuestras penas y dolores en las "desgracias" ajenas". Simple. Muy simple. Nos encanta ver qué hay de malo en el otro para pensar que nosotros no estamos tan mal.



Como dicen por ahí: por la boca muere el pez.
Y ya sé que te han pescado más de una vez.....




con amor




flequillo

14.8.07

Mutilada

Me siento mutilada desde el viernes por la tarde. Es como si se hubiesen llevado partes de mi cuerpo. Es indistinto cuáles. Si se preguntan si es un brazo, una pierna, un ojo, lo que sea...¿qué diferencia hay? Ninguna, es lo mismo. Igual me harían falta, cualquiera de ellas.

Siento que se llevaron la mitad de mi cuerpo. Lo único que me quedan son recuerdos, tanto tristes, como felices, como para reirse, como para llorar. Y esos recuerdos, me hacen estar más nostálgica aún.

No es que esté falta de cariño. Para nada. De hecho tengo más cariño del que siento que merezco. Agradezco de verdad que quienes están al pie del cañón lo estén haciendo por mí, porque son mis amigos. Los amo por eso.

Pero como me decían hace rato: Tengo un fuerte caso de Mamitis Aguda. Y es que estoy lejos de mi madre, que es una de las tres cosas que más amo en mi mundo. Sé que muchos podrán decir que soy una llorona, y es verdad. Que estoy padeciendo el sufrimiento de ser la consentida y la única de la casa, puede ser cierto. Pero resulta que ser la única de la casa ahora significa ser solitario. Es sentirse sólo.

Por mucho que puedan animarme ciertos factores o personas externas, a quienes, repito, amo con locura y pasión, igual me siento sola. Se llevaron mi compañía más importante. Mi madre, mi mejor amiga, mi caja de pandora. Mi compañera de almuerzo y de cena. Mi compañera de cocina (ya cocinar no tiene sazón alguna), quien me abrazaba por las noches cuando no podía dormir, mi super amiga fantástica en las aventuras del supermercado. En fin, me hace falta la mitad de mí misma.

Lo peor es que cuando hablo con ella, guardo mis lágrimas porque no quiero que me oiga triste, ya es suficiente con que una se derrumbe. Dos sería demasiado. Pero cómo la extraño. Me siento completa y absolutamente mutilada. Y no hay nada que pueda aminorar este sentimiento. Nada más que el tiempo, y cómo odio ver pasar las agujas del reloj.

La niña del bigote

9.8.07

HISTÉRICA

Soy una histérica. Sí. Lo acepto. No me importa lo que piensen, lo que crean o lo que quieran creer de mí. Me da totalmente igual. Parece que todo el mundo se pone de acuerdo para cometer la mayor cantidad de idioteces al mismo tiempo, y para colmo de todos los colmos, soy yo quien tiene que soportarlo. ¿Soportarlo? ¿Por qué? ¿Es mi responsabilidad tener que escuchar las sandeces que se le ocurren a aquellos que ganan más dinero que yo- y no por eso son más productivos? ¿Soy responsable de que el INTTT (Instituto Nacional de Transporte y Tránsito Terrestre) sea inepto y no controle a los motorizados? ¿Soy responsable de que la gente no tome conciencia y contamine cada día más?

Estoy llegando a considerar la terapia psicológica como opción. Nunca había sentido tanto resentimiento por algo, y mucho menos por varias cosas a la vez. Soy una prostituta durante ocho horas en el día. Vendo mis creencias por el cochino y necesario dinero. Trabajo en algo en lo que me siento totalmente incómoda y detesto tener que escribir mentiras que otro se traga tan fácilmente. Súper ecológico un rábano. ¿Cuánta destrucción podré soportar? ¿A cuántos animales tendré que ver morir mientras trabajo por un cochino sueldo? En momentos como éste es que pienso que Green Peace tiene razón y que por lo menos esa gente defiende lo que cree.



Estos días han sido bastante agitados. Además, todos han dejado en mí un sabor amargo a causa de otro “ser humano” (si es que así se le puede llamar). He llegado al punto de tener que escribir – aunque sea de este tema tan negativo- para ver si logro algo con mis instintos asesinos. Odio a los motorizados. Estoy más que segura que un mono con navajas es más seguro que ellos. Son la peor plaga, después de los cerdos que ensucian cualquier lugar que ven limpio (todos los motorizados se meten en ese saco). ¿Por qué tengo que esquivar a un descerebrado motorizado mientras cruzo la calle porque el quiere ahorrarse tres segundos en su miserable vida? ¿Por qué tengo que aguantar sus insultos, cuando soy yo quien tiene la razón? ¿Por qué?


Mis ideas están bien claras, aunque dudo mucho que este texto pueda entenderse. Es tanto lo que necesito decir que creo que ya me enredé y ustedes están peor que yo. Pero, creo que para resumir toda la idea debo decir que: ODIO A LOS QUE DESTRUYEN LA NATURALEZA Y DICEN QUE LE HACEN UN BIEN. DETESTO A LOS MOTORIZADOS Y A LOS QUE BOTAN BASURA EN LA CALLE PORQUE LES SOBRA EN SU CASA. ¿Se entiende?


Como me dijeron una vez: “El odio es un sentimiento de guerra”. Yo tengo ganas de darles guerra a todos estos animales con cédula que no entienden más allá de sus intereses.


P.D. Disculpen el sermón. Lo necesitaba…



flequillo

7.8.07

Razones por las que podría perderme por un tiempo

He querido escribir, y con qué ganas. La ansiedad me estaba matando. Por eso hoy cuando escribo, lo hago por partida doble: para desahogarme (sin soltar sapos y culebras por la boca) y para justificar mi ausencia (aunque muchos no la hayan notado siquiera).

He aquí entonces las principales razones que se han interpuesto en el camino entre este blog y mi bigote:

1.- Comenzó la temporada de lluvias, y con mi tamaño y la olas urbanas, es muy probable que me ahogue. No sé nadar.

2.- Mi conexión es más lenta que la flatulencia mortal de una culebra de seis metros de largo.

3.- La tesis comenzó a hacer de mi vida un rompecabezas más grande que la sonrisa de la Mona Lisa.

4.- Las cordales están por llevarse mi poco juicio.

5.- No tengo dinero ni nada que dar.

6.- Estoy corriendo en el maratón del tiempo y no tengo nada de tiempo (¿hay alguien dispuesto a vendérmelo?)

7.- Extraño con tristeza y malpegue a mi Flequillo y al Muvi.

8.- Mi conexión no me deja comentar los posts de otros blogs, de hecho a veces no me deja ni verlos.

9.- El calor ha frito las pocas neuronas con las que nací.

10.- Necesito "chiocolate".

La niña del bigote
P.D: Pido disculpas por todo lo malo (de todo, o de lo poco que hay)

Divagando sobre la raza humana # 12 - De LOS y LO que te dicen...

Nunca me han gustado las oraciones en tono imperativo. Estoy en contra de las órdenes, sobretodo de aquellas que vienen disfrazadas de “buenas intenciones”. No me gusta que me digan “Tienes que hacer esto, o aquello”, o “deberías hacer esto y esto otro”. Detesto enormemente cuando estas frases vienen aliñadas con el toque final que dice “es por tu propio bien”. Simplemente no logro tolerarlo.

Me molesta en demasía que hagan planes con mi tiempo, con mis cosas, con mi vida. No me gusta que se metan en mis asuntos para averiguar hasta el tono de pantone del color de mis medias.

Lo que me parece insólito es que hay un tipo de gente que te dice lo que tienes que hacer, dejándolo caer como un consejo amable y bondadoso, aún cuando su vida es un desastre mayor y más desordenado que la de uno mismo. No puedo con ellos. Es la hipocresía en pasta. Porque te dicen lo que tienes que hacer, siempre pensando en algo que al final los beneficie a ellos. No lo hacen por tí, sino por ellos. Es puro y completo egoísmo, es total interés. No hay otro nombre para eso.

No me digan lo que tengo que hacer, ni que lo que tengo que dejar de hacer. No TENGO que hacer nada que ustedes digan. Puede que yo no sepa muchas cosas al momento, es más, puedo apostar todo a que es así, porque la mayoría del tiempo no sé lo que hago, pero yo no soy de las que aprende de experiencias ajenas, y a los 21 años no pretendo comenzar a hacerlo. Debo darme mis golpes yo sola, pero sin que me ordenen lo que debo y lo que no debo hacer. Sencilla y claramente: NO me impongas nada, no te metas en mi vida, que lo que menos necesito es tu “ayuda interesada".

La niña del bigote