28.1.08

La miró. Fue su objetivo por un momento. Midió inconscientemente la distancia. Y, acortando el tiempo y el espacio, se acercó a ella. Con una mano tomó su cuello suavemente y la atrajo hacia él. Un volcán a punto de hacer erupción. Ganas insaciables. Incontrolable candor. Se miraron. Cerraron los ojos. Y cada uno supo al otro haciendo lo mismo . Y sintieron. Roce. Fusión. De su boca con la suya. De su cuerpo con el suyo. Y transitaron. Dieron. Recibieron. Fluyeron. Y luego abrieron los ojos, para descubrir que ya no eran los mismos. Ya no eran extraños. Ahora eran uno sólo. Hoy son uno sólo.

Y son reflejos de una misma historia.


La niña del bigote

3 comentarios:

hijo dijo...

que arrecho, vida, en serio... no puedo adornar más este comment con palabras de admiración, porque de verdad, esto es lo más.

ojalá algún dia todos recibamos un beso así.

lo maisimo. te adoro

Paperback Writer dijo...

[...]

Paperback Writer dijo...
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