12.11.07

Divagando sobre la raza humana # 19 - De las relaciones humanas

Qué complicadas son las relaciones humanas. Como yo las veo, son un cúmulo de causas y efectos. De cosas implícitas y explícitas. Una recopilación de lo que se dice, lo que no se dice, lo que se omite, lo que se calla para siempre.

Toda relación, con cualquier persona, sea amigo, familia, conocido o pareja, está plagada de situaciones difíciles y extremas. De decisiones que pueden afectar, como de hecho lo hacen, cualquier rumbo que se tome.

Me parece en extremo difícil entender a la gente y sus relaciones. Comprenderla sin juzgarla, sin criticarla. Es extraño saber que siempre habrá un otro, por distante o cercano que sea, con quien se debe establecer un contacto de cualquier tipo. Y es que es así, porque el hombre, por muy independiente que sea, no nació para estar solo.

Sin embargo, hay momentos en los que debes plantearte hasta dónde le dejas conocer al otro sobre ti, sobre quién y cómo eres, hasta qué punto le permites entrar en tu intimidad, para apreciarla o ser parte de ella. Ahora bien, el problema está en cuando esa persona forma parte de nuestra vida, porque es difícil sobrellevar relaciones con los otros. El saber interpretar lo que quieren decir cuando lo dicen, el analizarlo de la forma en que pudieron haberlo dicho o el significado que eso pretendía tener. Pero, sobretodo, me parece dificilísimo el aprender a descifrar silencios, lo que se calla, lo que se dice con una mirada, sin usar ni una sola palabra. Ese silencio con el que, en ciertas circunstancias, debes aprender a vivir. Esas acciones y situaciones que pasan, o dejan de pasar, y te afectan aún sin poder evitarlo.

No entiendo cómo trabaja eso del entendimiento. De decodificar los misterios que cada quien lleva escondidos dentro de si mismo. Se me hace muy difícil entender las cosas que no conozco. Y las que conozco trato de usarlas como experiencias para tratar de comprender al otro, de darle sentido a lo que hace, a lo que dice, a lo que piensa, a lo que calla.

Sin embargo, como buena hembrita que soy, pienso más de la cuenta, casi siempre para mal o en contra de mi misma. Quiero saber todo, sin importar (en un primer momento) lo que pueda dolerme y después armo berrinche. Busco las respuestas sin importar si no son de mi total agrado, sin importar que me hagan daño y después armo berrinche de nuevo. Llevo varios años en esto y aún me parece muy complicado eso de entender a los otros que nos rodean, a ese otro con el que comparto mi vida, lo que pienso, lo que siento.

Las relaciones humanas las sigo viendo como algo complicadísimo de lo cual debo seguir aprendiendo, aún cuando en el camino sigo dándome cuenta de que no sé nada.

¿Será que alguien aprende algo de mí?

La niña del bigote

2 comentarios:

hijo dijo...

de ti aprendo que una niña linda, puede ser cada vez más linda sin proponérselo, que una mujer hermosa lo es más cuando no se da cuenta de ello. aprendo que las letras que salen del corazón son las que quiero leer. aprendo q las heroínas más valientes no se hallan en cuentos o relatos históricos.

te
adoro
!!!

Ana Sofía dijo...

Como no aprender de tí?! si hasta del peor enemigo se aprende algo!

Mira, yo suelo comparar a la gente con cajitas de pandora, es decir todo este embrollo de relacionarse con la gente me parece loquísimo pero adictivo también. Yo suelo ser burda de abierta a las nuevas relaciones con personas que considero como potenciales buenos amigos, y bueno, me he llevado mis tortazos, no por confiar más de la cuenta, sino por no se, hacer consideraciones no necesarias... jajaja, que loco ésto.

Yo entiendo poco de la gente, muy poco a decir verdad, pero me he dado cuenta de que el cariño hacia los demás es algo que viaja más allá del entendimiento a veces, y con esa explicación ando feliz por ahora. jaja.

Otra cosa, me alegra tanto leerte toda enamorada! ahh l'amour <3