A mis 3

Las recuerdo enormes. Maduras. Con largas cabelleras lisas y divertidos cuentos. Recuerdo verlas llegar cada viernes, justo cuando caía el sol, con historias y anécdotas interesantes. Con dulces y juguetes nuevos, todos para mí. Siempre dispuestas a soportar mis impertinencias. Siempre grandes para cuidarme y ayudarme.

Lo recuerdo siempre. Y lo extraño mucho más. Extraño los juegos de manos que terminaban en lágrimas. Extraño los gritos y silbidos ensordecedores. Extraño sus travesuras. Sus juegos. Sus inventos. Extraño matar insectos con una lupa. Extraño jugar a los carritos chocones en el patio trasero. Extraño vivir con él.

Soy la parte más pequeña de ellos. Soy la maraca. La pichurra. La "hermanita". La rebelde de la casa. La lamparita en las salidas con novi@s. Soy una mezcla de los tres. El resultado de vivir diferentes épocas con y sin ellos. La niña de la casa (aunque mi papá diga lo contrario).

Recordarlos me llena de nostalgia. De cosas buenas. De risas y anécdotas insólitas. De frases divertidas y cuentos de nunca acabar. Me encanta recordarlos y darme cuenta que no han cambiado tanto. Que siguen siendo como yo, los mismos que jugaban en el patio bajo el sol. Que disfrutan estando lejos de la ciudad por lo menos un momento. Que se deleitan por estar vivos y se sienten orgullosos de ser como son.

Me encanta ser hermana de mis hermanos.

flequillo