12.6.07

Lo que debo decir antes de que el tic-tac me coma

En estos días he oído muchas veces la palabra viaje y he sido testigo de muchos planes que se tejen alrededor de ella. Planes ajenos, planes propios. Viajes que me incluyen y otros que me tienen como oyente apasionada. La mayoría de mis amigos más cercanos (que son pocos, pero valiosos en demasía), tienen planes concretos de alejarse de este, el país que nos vio nacer y llegar a la corta edad con la que contamos hoy en día.

No voy a decir que no estoy asustada, porque de hecho si lo estoy, pero el tema de cobardía ya no esta de moda anymore. Así que, más coloquialmente, me pone los pelos de punta el hecho de tener que pensar en el desarme de unos 22 años aquí, en la venta y el desprendimiento de objetos que han vivido conmigo. Me asombra pensar en todo lo que se dejará de lado y atrás, en el camino por un futuro que cada vez se convierte en algo más inmediato. Pero el viaje está cada vez más cerca. Ya no hay vuelta atrás.

No pienso extenderme en las razones que nos llevan a iniciar otro camino. Ya algunos lo han hecho, y sus palabras han valido la lectura, el tiempo, las sonrisas y las lágrimas que han originado. Hoy no me toca a mí escribir el por qué de las cosas. No estoy para eso.

Hoy escribo porque me nace darle las gracias a todos aquellos que han estado aquí, apoyando, fastidiando, criticando, gerundiando pues. Hoy escribo porque quiero decirles que me encanta conocerlos, que los amo con locura y pasión a todos, a ustedes y cada uno de sus defectos, a ustedes y sus maravillosas virtudes.

Porque sé que, a pesar de las distancias que nos separarán muy pronto, ustedes seguirán estando allí. Para todos, para mí. Porque todos crecemos con todos, con lo que nos pasa, y también con lo que nos deja de pasar. Con lo que vemos a futuro y con lo que tenemos al abrir la puerta.

Es simplemente el momento de darles las gracias, porque no puedo dejar pasar ni un segundo más...los planes acaparan más tiempo del que verdaderamente tenemos para decir lo que sentimos. Al menos así lo siento, porque al fin y al cabo, mi miedo y los suyos, serán la clave para ser más fuertes, para tropezar pero no caer, para llorar y dar rienda suelta a la felicidad que viene después, porque como me decía mi abuela (Dios sabe que la amaba): "después de una tarde de lágrimas, vienen mil días de risas".

Yo sólo espero que mis risas sigan siendo con ustedes en mi corazón.

Y ya con esto cierro mi ciclo emocional.
Los amo

La niña del bigote

5 comentarios:

Anónimo dijo...

y me lo dices así tan tranquila? me permitiré el uso y abuso de las mayúsculas para decirte QUÉ GRANDES BOLAS (OVARIOS NO, BOLAS!) LAS QUE TE GASTAS TÚ!! (u)

Marcos Mendoza Saavedra dijo...

El mundo es redondo, y por más que sea, mientras más nos alejamos, más nos acercamos por el otro lado.

Siempres estaremos, mi niña, y sé que siempre estarás.

TQ

flequillo dijo...

(...............no voy a empezar porque luego no hay quien me pare.....)


¡ailoviu!

Patzchka dijo...

Qué bello post, ñiñita. Gracias por compartir lo que hay en tu corazón con el mundo.

Un abrazo

Anónimo dijo...

De partidas y comienzos tenemos muchas historias... de despedidas, fracasos, triunfos, miedos y expectativas tenemos muchos.... De tu sangre que te ama... donde quiera que vayas, en cualquier estado de tu vida, cada dia es un comienzo, una oportunidad de crecer o fracasar, aqui o alla... sueña, crece, vive y no mires atras... los que nos quedamos viendote como en pelicula super8 te aplaudiremos... Te amaremos siempre... y hasta el fin del mundo ire a dar si me necesitas...