13.4.07

Divagando sobre la raza humana # 3 - Rumbo al Hombre de Hojalata

Muchos de nosotros hemos tenido la suerte de nacer rodeados de tecnología. Cada invento, cada cambio, lo vemos con mente abierta, pensando en los beneficios que puede brindar a la sociedad en general, y por supuesto a uno como ente individual. Sin embargo, muchos de nuestros padres se enfrentan a un choque mucho más que cultural: La raza humana, para bien o para mal, ha logrado canalizar su energía en la invención y el uso de la tecnología.

Hace tan solo cuatro décadas y alguito más, el 12 de abril de 1961, Yuri Gagarin se convirtió en historia por ser el primer hombre en realizar un viaje al espacio, lo que conmocionó al mundo entero. Imagínense lo que eso significaba, traten de hacer un ejercicio de abstracción e imaginen lo que sintieron sus padres y madres en ese momento, cuando a lo mejor tenían la misma, o menos, edad que la que tenemos nosotros hoy.

Hace unos días vi un video de los experimentos de prueba de las capacidades de un robot. Si: Un robot en todo el sentido que implica la visión que robotina causó en nuestra infancia. Y además, encontré que varias empresas ya han desarrollado robots propios con cualidades diferentes. El hombre, sin duda alguna, está evolucionando. Está creando. Está jugando a ser su propio Dios.

Lo que me deja pensando es el hecho de que estoy imaginándome en el lugar de mi madre, cuando yo tenga mis hijos, en quién sabe cuántos años a futuro, y haya avances que hagan que lo que me asombra hoy sea una migaja del mañana.

En cierta forma me asusta saber hacia dónde carrizo vamos. Nunca he sido hippie, ni ambientalista, ni luchadora por los derechos de otros, pero si me asusta que el hombre de hoy se convierta en un hombre de hojalata que en un futuro se encuentre en la búsqueda de un corazón que le permita sentir porque, en el camino hasta allí, perdió el suyo y lo dejó a la deriva junto a alguna piedra que haya estorbado en su zapato.

Bien por toda la ciencia, por la tecnología que nos hace la vida un poco más fácil, por todo aquello, por todo esto, por todo lo que será. Pero que mal se siente el ver que en el transcurso de esta evolución podríamos perder el sentido de quiénes somos en realidad.

Simplemente me imagino lo siguiente: Si los cambios siguen así, la tecnología vs. la naturaleza, el hombre vs. la tierra, el animalismo vs. el humanismo… ¿quiénes disfrutarán de lo increíble del futuro?, o es que ¿la idea de todo esto es crear a nuestros sustitutos para que ellos vivan en el mundo que estamos destruyendo por jugar a ser Dios? (y no mi Google precisamente).

Yo no quiero arriesgarme, no quiero seguir jugando. Al menos no bajo estas condiciones.


La niña del bigote

2 comentarios:

Marcos Mendoza Saavedra dijo...

Dudo mucho que dentro de unos años estemos como nuestros padres hoy en día.

La tecnología es parte de nosotros, somos nosotros. Los aparatos electrónicos no son los únicos evolucionados en este mundo. Los jóvenes de hoy podemos mover el pulgar a la velocidad del sonido para escribir un mensaje de texto; podemos soportar las doce horas de la batería del Ipod con los audífonos puestos; podemos tomar un mouse sin que nos acalambremos; no necesitamos leer las instrucciones de un DVD player ni preguntar por qué una Imac no tiene "CPU"...

Nuestros padres dicen que el LP suena mejor; que la parabólica tenía mejor señal que el Direct TV; que el fútbol antes era más llamativo, que con el VHS podían hacer más copias de videos y que con los teléfonos de disco se hablaba mejor que con "ese inalámbrico al que se le acaba la batería"...

Nuestros hijos nos superarán, obviamente, pero dudo mucho que la generación nuestra se quede "en el aparato", pues estamos conscientes que lo que viene vendrá mejorado...

Anónimo dijo...

Solo recomiendo prevenirse... Lean "Un mundo feliz" de Aldous Huxley....