Oscuros los pecados que afloran, capitalmente, al leer palabras tras los ojos de otra.
Oscuras tus mañas de herir sin darte por aludido.
Oscuras las manchas de sangre que afloran en tus manos luego de cada crimen que cometes.
Oscuros los instantes en que, aún, suelo recordarte, sin quererlo.
Oscuros los momentos en que deseo odiarte, desde hoy y para siempre.
Oscura la inmensidad de la separación.
Oscura esta etapa de anhelar suprimirte.
Y oscuras seguirán siendo tus horas de muerte tras mi continua desaparición, pues sólo te quedará el recuerdo.
Un recuerdo que será oscuro como la noche, cuando hayan pasado varias lunas y tu espera.
Oscuro tú.
Oscura yo.
Oscuro el mundo que transita.
Oscura la miseria.
Oscuro todo.
La niña del bigote
mosca! que entre tanta oscuridad puedes tropezarte con algun taburete mal puesto y llevarte tremendo carajazo!
ResponderEliminarNo se porqué tanta oscuridad, yo particularmente prefiero la luz cegadora del amor.
ResponderEliminarYo
anónimo...No hay peor arma que el amor, cuando careces de él...
ResponderEliminarasí que por aquí sigue oscuro todo
Y ¿como sabes que careces de el, niña? quizá alguién... en alguna parte...
ResponderEliminarYo