Resulta que acabo de ver una película. Si. Una de esas tontas. De esas que son como un drama encerrado en una comedia. No sé cómo se llama. Sólo sé cómo me siento ahora.
Y es que tengo un nudo enorme. No sólo en la garganta, sino en todo el cuerpo. Me perdí. Me perdí en besos y en historias ajenas que, valga la redundancia, no me pertenecen. Me perdí en minutos que me robaron. Me perdí en diálogos fabricados para hacerme perder. Me perdí en mí misma.
Nunca he sido cinéfila, nunca empedernida...eso lo saben quienes me conocen y, a partir de ahora, más de uno. Pero ya mismo tengo un nudo atorado en alguna parte interna. Y el problema no es tanto ese, sino que no sé cómo demonios desatorarlo. Creo que fue la película. Esas películas de niña rosa que "deben" ser hermosas y de "amor", pero que terminan siendo "agridulces".
Me dejó un mal sabor. Una tristeza incurable. De esas que son como una "bofetada" que te hacen despertar, que te hacen ver las cosas a través de otro vidrio, más allá del viejo y vencido que tengan los lentes. Y vaya desgracia. Es un coñazo. Y de los fuertes.
En fín. No debe interesarles, pero me perdí. Aquí y allí. Me perdí ahora también en éstas letras que, en principio debían ser de desahogo. Si si. Si lo fueron. Pero en retrospectiva, son indescifrables.
No hay más que decir. Simplemente, a veces no es tan bueno quedarse pegado al televisor viendo una película que no sabes de qué va. No no. Para nada.
Punto final.
La niña del bigote